Realmente etaba seguro de muy pocas cosas, quizas dos o tres, o incluso menos.
Ya que me han preguntado les contare la historia desde un comienzo.
Dos dias antes me había levantado como todas las mañanas, con los ojos hinchados y las piernas dormidas.
Me levanté y anduve por toda la casa arrastrando las piernas, deambulando de un lado a otro sin recordar muy bien que debía hacer.
El caso es que me acordé en uno de aquellos viajes que es lo que debia de hacer y era como todos los dias, timbrar a casa del vecino, y pedirle el periodico, que aquel señor mayor compraba todos los dias.
Era uno de esos ancianos agradables, con el pelo cano, andaba como yo cuando me levantaba, arrastrando los pies por el suelo, siempre bien vestido. Dedicaba todo el día a mirar desde el balcón de su casa, las obras de la calle que estaba completamente levantada. Solía hablar solo y siempre esperaba con impaciencia mi visita, para pedirle el periodico, siendo así porque era una de las pocas ocasiones en las que podía mantener una conversación con alguien. Me gustaba hablar con él porque no decía nada coherente, pero me gustaba escucharlo justamente por este motivo. Siempre creí que las cosas incoherentes eran sin duda las más interesates. La coherencia solo interesa a los necios, o a los que dicen ser inteligentes, o eso creía yo.
El caso es que salí de mi casa con mi madre como siempre gritandome que tenía que comer algo antes de salir de casa  y yo como todos los dias le decia con una tenue suavidad que ya comería algo que solo iba a ir a pedirle el periodico a Antonio el vecino del que les he hablado.
Así lo hice,toque a la puerta educadamente, con una de esas cabezas de león a las que de pequeño tenía tantisimo miedo, había una parte de mi que pensaba y sigue pensando que aquella cabeza de león podia cobrar vida en cualquier momento, aunque nunca se dió el caso.
Tras tocar, como siempre 3 veces con intervalos de tiempo exactos entre vez y vez, Antonio me abrió la puerta sonriendo como todas las mañanas. Eran ya las 8 de la mañana y su cara contrastaba con mi cara de sueño y cansancio, claro que él se levantaba todos los dias a las 7 de la mañana. La verdad nunca entendí muy bien porque diablos los jubilados se levantaban siempre tan pronto, si luego se pasaban el día sentados,mirando las obras, leyendo el periodico o simplemente haciendo nada. Supongo que pensaban que si se levantaban pronto, a lo mejor pasaría algo interesante en sus vidas, pero no solía ser así, solia pasar todo lo contrario.....
To be continued