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lunes, 19 de marzo de 2012

Un hombre en busca del hombre

UN HOMBRE BUSCANDO AL HOMBRE

De las raices sin dueño
de  miradas sin amor
nació un  niño de amapolas,pan de centeno.
Pequeño, condenado a la tierra seca.
En un pueblo
de trigales veraniegos y profundas
costumbres.

Tenía rutina de ir al campo,
buscando en los trigales el trigo
y en los olivares las aceitunas.
Jugaba a ser niño, sin el peso de la guerra
sin el calor de su abrigo
de padres de ultratumba.

Sin dueño, juventud sin dueño
la suya.
Sus juegos fueron sin jugetes.

Penitente de una pobre cofradia,
rezaba en la iglesia,
iba a misa.
Buscaba a Dios entre los olivares
en las gentes,
en las iglesias .

Más mayor,
ya un señor, olvido el trigo y los olivos
las misas y las iglesias
y marchó al oscuro
camino de gigantes sin molinos
de dientes de cocodrilo
de muerte, de brio, de frio....

De calles inhertes y rios sin agua
de gentes en guerra
corriendo.
 Buscando la acera.
De trajes sin tela,
de sombras sin carne.
Corriendo.
 Buscando los hospitales...

Ni estudió ni le hizo falta
pues en la escarcha no hay más que frio y agua,
en la tierra no hay más que tierra.
No hay que leer nada en las manos agrietadas
ni en el sudor penitente
ni en la gelidez de un cristo sin carne...

Entre los farrucos rascacielos y las momias
todo era UCI.
Sin color en sus paredes,
sin tierra que amar, ni cultivos que cultivar.

Maquinaria fria y desalamada,
buscando tornillos en corazones
cambiando piezas por hombres.

La UCI tenía maquinas y tornillos
señores bien vestidos.
Pero no tenía amaneceres,
ni estrellas, ni vida.
No tenía olor a trigo
ni a oliva.

Vivía en un pequeño pisito,
apenas un cajón sin nada
una maleta sin ropa.
Era un ataud,  una camilla
donde se crió enfermo
curando su dolor con
ron, tabaco
y sin Dios.

Oteaba  desesperado buscando sonrisas,
abandonando su cuerpo, su alma, su vida
para encontrar una manos con callos
un hombre con Dios, con alama o con vida
un sol sin sombras plomizas,
una lluvia sin paraguas
un alma mojada,
una toalla seca....

Buscando encontró un trabajo,
un trato de pieza rota
un despido y otro contrato.
Un papel firmando su vida
una vida firmando su muerte.

Se acostumbró a volver del trabajo,
alquitranado, sucio, perdido.
Buscando ahora solo
la chimenea de la UCI,
una caja cuadrada
un cuadrado sin alma.

Y se fué poco a poco
haciendo viejo,
señor mayor
sin  manos,
señor mayor sin costumbres,
sin ojos, ni oidos ni olfato....

Solo tenía
un parque donde caminaban guerreros
unas palomas,
un trabajo, un contrato y una jubilación.
Una calle, pasillo 23
a la unidad de cuidados intensivos.

Él tenía olvido
olivas de marca,
amaneceres sin luz
farolas encendidas
y un despertador.

Solo tenía
un mar encadenado
por los hombres
y un montón de cosas
que tocar, pero nada
que recordar.

Un día, una lagrimita,
un viaje en sus entrañas
del recuerdo hacia el olvido.
Una tos seca
y un regimiento de gemidos..

 Por eso, una rasgada noche de mayo
La soga en el cuello,
sin pajaros, sin olivos,
sin trigo, sin pan horneado
sin amaneceres rojizos.


Su entierro.
 Temparano.
Apenas el cura y un chico de pelo rizo.
Una misa,
un dios,
y un pueblo de hombres con callos en las manos
de rocio y escarcha,
de trigo, de olivo
de pan.
Su pueblo.


Un pueblo tan suyo,
que con su muerte
murió también
el último hombre
hijo de su tierra
de su siembra
de sus manos.

Una estampa
del olvido del alma.
Del suave susurrar del campo
frente al grito huracanado de la muerte
en las ciudades.

El era todo eso,
era la oliva
era el humo de una siega temprana,
un osario de ovejas pastando....

Era un hombre en busca de Dios.
Un Dios que nunca encontró al hombre......

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