En el eco,
con un cristal con versos y sin ti
quiero hacer del viejo amor
trigo de oro y mar de azuzenas.
En la noche azul de ruiseñores
cantandome la luna los misterios
de agitada y dolorida voz de acero
que se vuelve silenciosa en las ardores.
Me enseñaba pobretona
sus paisajes,
de palida costumbre piel de plata
de versos de poemas doloridos
sin rincones sin amantes y sin nada.
Y cuando aún resuenen las campanas funerarias
mis entrañas arderan en los espejos
donde todos los cristales seran dueños
del reflejo de mi mismo sin sus besos.
Y entonces entregare como un idiota
el beso saturado de dolores
al pico idiota, a la gaviota
a lo más facil, los rencores....
Los labios pareceran entonces de diamantes
y no seran más que las heridas
del dolor que me arrincona,
del eco doloroso que repite
esa vieja tonada arrepentida.
Del eco que no cesa
en su rutina
de la hiel del amor
que no respira.
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