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sábado, 10 de diciembre de 2011

Un relatillo sobre la felicidad..

La señora estaba sentada tranquila en aquel banco.
Una de esas señoras con una cara que parece un mapa de vida, llena de arrugas y cicatrices pero también llena de vida.
Cada uno de los poros de su piel trasmitia más energía que el mayor de los generadores.
Ni sonreía ni estaba triste simplemente serena, con la mirada a niguna parte y a la vez observandolo todo.
Solo parecia importarle las palomas a las que delicadamente daba de comer migajas de una barra de pan que sujetaba bajo el brazo izquierdo y que muy poco a poco, muy lentamente alimentaba, arrancando una a una cada miga de pan dando de comer una a una a cada una de las palomas.
Poco a poco me fui viendo tiernamente atraido por aquella ancianita.
Asi que poco a poco me fui acercando y a medida que yo me acercaba ella parecía no inmutarse siquiera.
Cada vez estaba más cerca y más y más...
A medida que me acercaba a aquella señora mi pulso se aceleraba y notaba como su paz chocaba con mi guerra y no solo con mi guerra sino con todas las guerras del mundo.
Su sensatez dañaba friamente a las personas que miraban a aquella anciana con desden, caminando con prisa hacía lo que probablemente serian unas rutinas aburridas y asqueantes.
A medida que me acercaba a ella mi mundo guerrillero y luchador se transoframaba en sereno.
Aquellas palomas a las que nunca me había parado a mirar, o aquel arbol enrome, la ojarasca del otoño o todas las personas que caminaban por aquel parque.
Todo tenía ahora un sentido diferente donde todo era serenidad y paz en compañia de aquella ancianita.
Me senté a su lado, ella me miro un segundo y siguio dando de comer a las palomas.
Mi presencia no le molestaba no tenía miedo ni de mi, ni probablemente de nadie ni nada, estaba tranquila porque había vivido todo lo que había que vivir y tenía todo lo que tenía que tener.

....Apenas unas palomas
o unas migajas de pan
un vestidito de seda
negro como el alquitran

Una voz silenciosa
un susurro de golondrinas
una cara que es un mapa
y una barraita de pan.

 
Aquella anciana tenía
todo lo que se percisaba.
Aquella anciana tenía
un parque donde caminaban guerreros

una ciudad con palomas
y recuerdos de un baile.
Aquella anciana tenía
la vida en sus manos 

una gramola vieja
y una familia.

Aquella anciana tenía
poco más que unas palomas
poco más que un corralillo
poco más que una vida, 

su vida...

Pasé más de diez minutos a su lado sin decir nada ni hacer nada, viendo pasar a la gente de un lado a otro.
Estaba tan ensimismado que se me olvidó que debía volver a la guerra a la escuela donde me enseñan a matar y a morir.
A la calle donde solo me queda luchar.
Pero antes de irme le dije a aquella anciana "¿Como es usted así?
me miro un momento y me dijó "¿Que quiere decir joven?
"Nose esa forma de estar, su FELICIDAD"
La señora me sonrió un momento me puso su mano en mi pierna y mirandome muy seriamente me dijó
"-Chico no hay una clave para ser feliz pero si para saber vivir y saber vivir es lo más parecido a ser feliz-"
"-Y como es eso que no la entiendo como ha llegado usted a ese momento a esa forma de estar cual es la clave-". Ella que miraba tranquila a las palomas respondió:
"Pues supongo que llorar, reir y pedir perdon...."

Y me marche a la guerra donde solo podía sonreir
a la guerra donde solo podía morir
a la guerra donde solo podía finjir
donde solo podía....

FIN

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