Mientras dejemos marchitar estos rincones
mendigando pobretonas magnitudes
cubriremos a los hombres con el polvo
cerraremos sus deseos en ataudes.
Las sonrisas serán meras coincidencias
los amores simplemente estorbos sucios
las campanas de una iglesia, tradiciones
y los niños que jugaban, solo olvido.
En el campo solamente la sequía
de unos viejos campesinos ya sin tierra
porque hombres que se cuentan sin dinero
no son hombres, no son niños
seran fruto del olvido....
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